Marta Aura (México, D.F., 1943) es actriz de teatro, cine y televisión. Estudió en la Academia Nacional de Bellas Artes. Participó en películas como Rojo amanecer, Y tu mamá también y Arráncame la vida. Fue nominada al Ariel en dos ocasiones y ganó en 2002 una Diosa de Plata por la película Escrito en el cuerpo de la noche. Ha recibido numerosos premios de la Asociación Mexicana de Críticos Teatrales por obras como Antígona de Sófocles, Medea de Eurípides, Los signos del Zodiaco de Sergio Magaña, entre otras. Aquí conversa con El Jolgorio Cultural.
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¿Cuál es el papel del teatro en una sociedad que atiende mayoritariamente a la televisión?
Obviamente soy actriz de teatro, estudié en Bellas Artes, han sido 50 años de no parar de hacerlo, pero desafortunadamente en este país no se puede vivir de esto, a menos de que sea del [teatro] comercial. Lo que a mí me gusta hacer es el teatro de propuesta, de experimentación, de búsqueda, que diga cosas importantes; que haga reflexionar, pensar. Pero en México este teatro no está pagado como debería. A los actores no nos queda más remedio que trabajar en tele porque es la única manera para vivir decentemente. En la escuela de teatro nos decían que es corromperse hacer televisión, pero tenía hijos qué sostener. El profesionista tiene que vivir de su profesión.

He descubierto que también la televisión es interesante; te da popularidad y te ayuda a reaccionar rápido porque se hace con apuntador; al mismo tiempo que dices un texto, te dicen lloras, y tienes que llorar verazmente, es un reto también. Lo malo es que las historias son bastante flojas, ojalá se hicieran la televisión que se hace en Europa o en otras partes del mundo.

En la época del milagro teatral mexicano, con Rodolfo Usigli, se hablaba de que era necesaria una bonanza económica para que hubiera teatro. Entonces con la economía actual, frente al cine y la televisión, ¿qué requeriría un teatro del siglo XXI para atraer y formar nuevos públicos?, ¿qué papel está jugando?
Creo que con Los Contemporáneos y con Usigli se estaba luchando también por atraer al público. Y siempre se dice que la gente no va al teatro por las crisis, siempre estamos en crisis, y ahora también que por la tecnología, por el internet, que por la televisión cada vez más, que porque a los jóvenes ya no les interesa tampoco acercarse al teatro. Yo creo que no es cierto. Hay una diferencia entre el cine o televisión, a lo que tú puedes sentir en escena, la forma en que te comunicas con un teatro vivo porque tanto los actores como el público hacemos un todo, se hace una especie de comunión. No creo que el teatro se vaya a acabar, existe desde toda la vida. Vienen tecnologías, cosas nuevas y hay obras, por ejemplo, que las aprovechan, y eso puede volver a atrapar al público y siempre habrá. Igual uno podría pensar: bueno, ¿y una revista para qué?, si tienes el internet y facebook, ¿por qué?, porque es otra cosa, es tangible y eso es lo que pasa con el teatro, y además es efímero; cada función es diferente. Nosotros [los actores] desde que salimos al escenario percibimos cómo está el público, y sucede un fenómeno de estímulo-respuesta. Disfruto y me sigo poniendo nerviosa por la reacción de los espectadores.

Para que pueda haber creadores de teatro, ¿son indispensables los apoyos gubernamentales?
Eso es lo que creo. En otras partes del mundo los apoyos para todo arte, no solamente para el teatro, existen. Lo de la crisis es cierto y no, porque viene Luis Miguel o hay fútbol y el boleto cuesta muchísimo, y la gente lo paga. Pero el teatro no es popular, es cultura, una buena obra te hará reflexionar, algunas otras serán importantes por la belleza estética, la pintura o la música.

No sólo debe haber apoyos para producir, sino para difundir, porque parece que seguimos anunciándonos como hace 50 años; el cartelito es la cartelera y eso no es suficiente. A veces le pregunto a la gente: ¿por qué no vas al teatro?, pues es que no sé qué ver. ¿Qué ven?, pues lo que les anuncian en la tele. ¿Qué les anuncian en la tele?, el teatro comercial, donde nada más se van a reír un rato y ya, y luego dicen  “¡ah!, sufre uno tanto en la vida que es bueno un ratito de distracción”. Yo creo que no, yo creo que es posible distraerse y al mismo tiempo pensar, disfrutar un buen trabajo.

Algún mensaje a las nuevas generaciones que quieren ser directores, actores, y que se encuentran con este horizonte.
Es terrible, las profesiones son difíciles todas. Para lo que sea, desafortunadamente, es importante estar bien relacionado. Todo lo referente al arte cuesta mucho trabajo, pero también te da muchísimas satisfacciones. Primero que nada tienes que saber qué es lo que quieres, si quieres ser rico y famoso no entres a esto, no entres al teatro, entra a la televisión directamente, vete a una escuela de la televisión donde te van a enseñar a ser bonito. Si quieres ser actor métete a las escuelas universitarias. Yo sé que en los estados es todavía más difícil, porque debería haber más apoyos. Ustedes en Oaxaca tienen teatros maravillosos. A ustedes los jóvenes les toca presionar y que no cuando quieran ser actores, editores, escritores se tengan que ir a la ciudad de México. Ustedes tienen esta belleza de estado y tienen espacios. Es difícil, pero tiene que haber pasión, amor y mucho trabajo, mucha lucha, constancia, perseverancia.

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